LA COSIFICACIÓN DE LA LABOR EDUCATIVA Y DE LOS DOCENTES, PERVERSIONES DE LAS POLITICAS EDUCATIVAS.

Alguna vez se dijo que la docencia era un verdadero apostolado, que ser maestro o maestra era sin lugar a dudas una profesión ligada profundamente a la sociedad, a su evolución; ser maestro o maestra era sinónimo de respeto, de sabiduría, de excelencia, un factor indispensable que generaba transformaciones positivas a las personas dentro de la sociedad y eran catalogados como lo más valioso en nuestro país. Sin embargo las políticas educativas de los últimos años han empujado al profesorado a convertirse en un simple instrumento repetidor, mecánico y obediente, llevando a ser casi un objeto, una cosa.

Por Mtro. Edgar Stalin Méndez Alcaraz

La cosificación se refiere al proceso de tratar a una persona o a un ser humano como si fuera un objeto, reduciéndola a su valor utilitario o a sus características físicas, en lugar de reconocer su dignidad, autonomía y complejidad como individuo. En otras palabras, la cosificación implica ver a una persona como un objeto pasivo o un medio para alcanzar un fin, en lugar de reconocerla como un sujeto activo con sus propios pensamientos, emociones y derechos.

Este concepto se ha utilizado en diversas áreas, como la filosofía, la sociología, la psicología y los estudios de género. Por ejemplo, en el ámbito de los estudios de género, la cosificación ha sido asociada con la objetivación sexual, donde una persona es reducida a su apariencia física o a su función sexual, ignorando su identidad y personalidad.

En términos más generales, la cosificación puede manifestarse en diversas formas en la sociedad, como en el trato de los trabajadores, el enfoque en el consumismo, la representación mediática de determinados grupos de personas, entre otros. La crítica a la cosificación se centra en promover el respeto y la consideración hacia la individualidad y la humanidad completa de las personas, en lugar de reducirlas a meros objetos o instrumentos.

Bajo estas premisas se puede distinguir el proceso que las políticas educativas han construido para que directores, supervisores y jefes de sector promuevan la cosificación de los docentes y el trabajo que realizan en el aula y en la administración.

Entender entonces que:

La cosificación del trabajo docente se refiere a la tendencia de tratar a los profesionales de la educación como simples objetos o herramientas en lugar de reconocer su valor como individuos con habilidades, conocimientos y necesidades. Este fenómeno puede manifestarse de diversas maneras en el ámbito educativo y tiene implicaciones importantes para los docentes y el sistema educativo en general. Algunos aspectos clave de la cosificación del trabajo docente incluyen:

  1. I). Despersonalización: Los docentes pueden ser vistos como meros transmisores de información, en lugar de individuos con sus propias experiencias, perspectivas y habilidades únicas. Esto puede llevar a una falta de reconocimiento de la importancia de la conexión personal entre los docentes y los estudiantes. Todo lo contrario de lo que representa la NEM.

  2. II). Enfoque en resultados cuantificables: La cosificación a menudo se manifiesta en la presión para que los docentes logren resultados cuantificables, como puntajes de exámenes estandarizados, en detrimento de un enfoque más holístico en el desarrollo integral de los estudiantes. La exigencia de datos en vez de un aprendizaje real.

  3. III). Carga de trabajo excesiva: Los docentes a menudo enfrentan una carga de trabajo abrumadora, con expectativas irrealmente altas que pueden llevar a la cosificación al tratar a los educadores como si fueran capaces de realizar tareas infinitas sin reconocer sus límites. Se puede corroborar con la ridícula entrega de documentos que terminan en el cesto de basura de los directores, supervisores y jefes de sector, quienes ni siquiera leen lo que ellos mismos piden.

  4. IV). Falta de autonomía: La cosificación del trabajo docente puede implicar una falta de reconocimiento y respeto por la experiencia y el juicio profesional de los educadores, limitando su autonomía en la toma de decisiones pedagógicas.

  5. V). Condiciones laborales precarias: Los bajos salarios, la falta de apoyo administrativo, la corrupción, la violencia laboral, el moobing, la discriminación, la colusión entre pares, el respeto a sus garantías y las condiciones laborales difíciles pueden contribuir a la cosificación del trabajo docente al no reconocer ni valorar adecuadamente la contribución esencial de los educadores a la sociedad.

  6. VI). Evaluación basada en resultados: Cuando la evaluación del desempeño de los docentes se centra principalmente en los resultados del rendimiento de los estudiantes, se puede cosificar el trabajo docente, ya que se pasa por alto la complejidad y la variedad de las funciones que desempeñan en la formación de los estudiantes.

  7. VII). Evaluación para promoción: Las políticas educativas han encontrado la estrategia más efectiva para desmembrar la unidad del magisterio nacional, usando la meritocracia para acceder a mejores salario o mejores posiciones dentro del sistema educativo con la promesa de una mejora en la calidad de vida de los docentes que logren "buenos resultados" en sus instrumentos de evaluación, forjando una cosificación sólida y legitimada con dicha evaluación.

La cosificación en educación es problemática porque puede socavar el propósito fundamental de la educación, que va más allá de la transmisión de conocimientos y se centra en el desarrollo completo de los individuos. Abordar la cosificación implica reconocer y valorar la individualidad, la diversidad y las necesidades únicas de cada estudiante y docente, así como promover un enfoque educativo más holístico.

Para abordar la cosificación del trabajo docente, es crucial reconocer la importancia de la educación como un proceso humano y social. Esto implica valorar a los docentes como profesionales, proporcionar condiciones laborales adecuadas, fomentar el desarrollo profesional continuo y adoptar enfoques de evaluación más equitativos y comprensivos. La mejora de la calidad educativa depende en gran medida de la valorización y el respeto hacia el trabajo docente.

¿Y como podríamos evitar que la cosificación siga creciendo en el magisterio, que debemos hacer los docentes para salir de esta crisis educativa?

Evitar la cosificación de los docentes implica reconocer y valorar su contribución como profesionales y seres humanos con habilidades, conocimientos y necesidades. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar a prevenir la cosificación de los docentes en el ámbito educativo:

  1. Reconocimiento y Valorización:

    • Fomentar una cultura de reconocimiento y valorización, destacando públicamente los logros y contribuciones de los docentes.
    • Asegurarse de que los educadores sean vistos como profesionales con habilidades especializadas, y no simplemente como ejecutores de tareas.
  2. Desarrollo Profesional Continuo:

    • Invertir en programas de desarrollo profesional continuo que permitan a los docentes mejorar sus habilidades y mantenerse actualizados en las mejores prácticas educativas.
    • Reconocer y premiar la participación activa de los docentes en oportunidades de desarrollo profesional.
  3. Fomentar la Autonomía:

    • Brindar a los docentes la autonomía necesaria para tomar decisiones pedagógicas y adaptar su enfoque a las necesidades individuales de los estudiantes.
    • Incluir a los docentes en procesos de toma de decisiones a nivel escolar y permitirles contribuir a la formulación de políticas educativas.
  4. Promover un Ambiente de Trabajo Saludable:

    • Garantizar condiciones laborales justas y saludables, incluyendo salarios competitivos, horarios razonables y un ambiente de trabajo respetuoso.
    • Proporcionar recursos y apoyo adecuados para que los docentes puedan desempeñar eficazmente sus funciones.
  5. Enfoque Holístico en la Evaluación:

    • Adoptar un enfoque integral en la evaluación del desempeño docente que considere factores más allá de los resultados de las pruebas estandarizadas, como la participación en el desarrollo profesional, la innovación pedagógica y las relaciones con los estudiantes.
    • Valorar la contribución de los docentes al desarrollo socioemocional y personal de los estudiantes.
  6. Fomentar la Participación Activa:

    • Incluir a los docentes en discusiones sobre políticas educativas y decisiones que afecten su trabajo.
    • Promover la participación activa de los docentes en la vida escolar y en actividades extracurriculares que enriquezcan la experiencia educativa.
  7. Promover la Conciencia y Sensibilidad:

    • Sensibilizar a la comunidad educativa, incluidos estudiantes, padres y administradores, sobre la importancia de tratar a los docentes con respeto y reconocimiento.
    • Fomentar una cultura de empatía y comprensión hacia las experiencias y desafíos únicos que enfrentan los docentes.

  8. Y principalmente:
  9. Promover autoridades con verdadero liderazgo:
  10. Exigir directores, supervisores y jefes de sector con liderazgo académico, experiencia, humanismo, con ética, responsables, promotores del respeto, gestores, es decir volver de cierta manera al apostolado educativo que le dio vida a la educación mexicana.

  11. Al adoptar estas estrategias, se puede contribuir a crear un entorno educativo en el que los docentes sean valorados como profesionales y como individuos, evitando así su cosificación. Esto no solo beneficia a los educadores, sino que también promueve un ambiente propicio para el aprendizaje y el desarrollo de los estudiantes.


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